Por: Ulia Nadehzda Yemail Cortés. Directora de Ciencias, Tecnologías y Medios Educativos de la Secretaría de Educación del Distrito.
Natalia Suárez Jaramillo. Profesional de la Dirección de Ciencias, Tecnologías y Medios Educativos de la Secretaría de Educación del Distrito. Correo: nsuarezj@educacionbogota.gov.co
“En el futuro de la educación con la llegada de la inteligencia artificial, los profesores tendrán sombreros parlantes y las aulas serán como desfiles de moda. Olvídate de los libros de texto y las dudas, la IA personalizará tu aprendizaje y te llevará en un viaje increíble desde el antiguo Egipto hasta el espacio exterior. Los exámenes serán épicos, y hasta habrá mascotas robóticas en los colegios. ¡El aprendizaje será emocionante y divertido como nunca antes!”
(OpenAI, 2023)
Esta es la respuesta de Chat GPT en su versión 3.5 a la pregunta "¿Cómo te imaginas el futuro de la educación con la llegada de la inteligencia artificial?", y si bien su comentario puede parecer alocado y fantasioso, la promesa del aprendizaje divertido y emocionante no suena para nada mal.
Sin embargo, más allá de los escenarios distópicos y futuristas que se comienzan a dibujar con la estruendosa aparición y evolución de la IA en 2023, sus predicciones, configuran un pretexto muy acurado para detonar una conversación pendiente frente a las formas en las que promovemos la apropiación social del conocimiento desde las aulas de clase y las maneras en las que evaluamos la producción y los saberes de las y los estudiantes.
“Desde la SED, promovemos una actitud que problematice la reflexión sobre el uso emergente de la IA en los procesos de aprendizaje-enseñanza”
Es decir, antes de la aparición de la inteligencia generativa ya era necesario repensarnos la asignación de trabajos extensos y predecibles que evalúan la memoria y que no llevan al pensamiento crítico ni a las reflexiones situadas en las particularidades de los contextos que habitamos.
Entonces, a lo que realmente nos enfrenta su llegada es a la necesidad de actualizarnos, de prepararnos al mejor estilo de los sistemas operativos de los celulares que usamos en nuestro día a día y esto significa desarrollar maneras más precisas de dar instrucciones, con la intención de relacionarnos mejor, por ejemplo, con los motores de búsqueda basados en IA, para de esta forma, colaborar en que nos proporcionen resultados más concisos y relevantes.
“...las guías de “AprendIA - Descubramos el poder de la Inteligencia Artificial” proponen la reflexión a partir de la experimentación de algunas herramientas que permiten a las maestras y maestros, explorar los distintos usos de la IA y encontrar nuevos usos”
En ese sentido, nuestras habilidades deberán desarrollarse de tal forma que sepamos con claridad ¿qué queremos y cómo lo queremos?, y así, desde esta comprensión expandida de nuestros intereses, deseos y necesidades, poder delegarle ese rol asistencial a la inteligencia artificial con más certeza y con la tranquilidad de que no seremos “reemplazados”, que es de lejos, el temor que recibimos con mayor amenaza ahora.
Tal y como nos pasó antes -como humanidad- con la llegada de las cámaras fotográficas, que intimidaron a pintores y artistas con la idea de que estos nuevos artefactos pudieran capturar la realidad de una manera más rápida y precisa que sus pinceles y lienzos. Sin embargo y con el tiempo de nuestro lado, sabemos que al igual que la fotografía no reemplazó al arte, sino que se convirtió en una forma de expresión artística por derecho propio, la inteligencia artificial no está destinada a reemplazar la creatividad humana, sino a complementarla.
“Algunos retos que debemos asumir con valentía y creatividad son la alfabetización informacional, la dependencia tecnológica, la propiedad intelectual y por supuesto, el uso ético de la IA”
Ahora bien, esto no significa que no existan desafíos. Los hay y no son menores. Algunos de ellos los exploramos en las guías de “AprendIA - Descubramos el poder de la Inteligencia Artificial” una serie de recursos cortos y de fácil comprensión que hemos creado desde la Secretaría de Educación del Distrito de Bogotá (SED), sobre aspectos básicos de la inteligencia artificial, que a través de un enfoque práctico, proponen la reflexión a partir de la experimentación de algunas herramientas que permiten a las maestras y maestros, explorar los distintos usos de la IA y encontrar nuevos usos, que a su vez deriven en la movilización de enseñanzas y aprendizajes. Invitamos a los lectores a consultar las guías de AprendIA en www.redacademica.edu.co
Algunos de estos retos que debemos asumir con valentía y creatividad como aventureros que se adentran en territorios misteriosos y emocionantes, son la alfabetización informacional, la dependencia tecnológica, la propiedad intelectual y por supuesto el uso ético de la IA, y todos ellos se nos presentan como una invitación urgente para aprender a discernir entre información precisa y sesgada, evaluar la validez y la fuente de los datos y por supuesto, a mantener una postura ética a partir de la comprensión de los sesgos de la IA y los riesgos que representa para nuestra privacidad y seguridad.
“Sabemos que al igual que la fotografía no reemplazó al arte, sino que se convirtió en una forma de expresión artística por derecho propio, la inteligencia artificial no está destinada a reemplazar la creatividad humana, sino a complementarla”
Además de comprender cómo funcionan los algoritmos de la IA identificando patrones y ajustando sus parámetros a propósito de la información con la que la “alimentamos” mientras interactuamos con ella y aprende de nosotros.
En ese sentido, procurar que la Inteligencia Artificial se utilice de manera ética y responsable desde las aulas de clase, protegiendo la privacidad y la seguridad de los datos de los estudiantes, es prioritario, así como la necesidad de establecer un marco ético que nos permita trabajar en valores e incluso en desarrollar habilidades socioemocionales y en paralelo a nuestra relación con la IA, fortalecer la inteligencia emocional a través de capacidades para dar trámite y gestión a las formas en las que sentimos y experimentamos el mundo en el que habitamos.
Por lo tanto, desde la SED, promovemos una actitud que problematice la reflexión sobre el uso emergente de la IA en los procesos de aprendizaje-enseñanza y consideramos que es una conversación que está abierta y debe continuar evolucionando y transformándose desde la comunidad educativa en la misma medida en la que avanzan las funciones y los alcances de la inteligencia artificial con sus sombreros parlantes y mascotas robóticas.